“No encuentro el principio de mis dos raíces: largas y enredadas cruzan los países”, canta Leiton en una de las canciones de “Aparecidas”; y es una manera muy clara de definir el nuevo cancionero del músico canario residente en Barcelona: una suerte de apología de la mezcla de razas, en donde se bascula entre la música popular latinoamericana, el funk más encendido, la canción de autor, la electricidad deselectrificada y un groove animal que orbita géneros y tradiciones para aterrizar una mirada absolutamente singular.
Tras varios años acompañando a algunos de los más prestigiosos músicos (de Jorge Drexler y Vicente Amigo a Jorge Pardo, Niña Pastori, Meritxell Neddermann, Seward o Chano Domínguez, entre otros) y de liderar algunas de las big bands de jazz más importantes del circuito; Leiton convierte su apellido en una marca absolutamente transversal para el formato canción.
En “Aparecidas” consigue resignificar géneros como la milonga, la vihuela, la chacarera, el funk, la baguala o la canción de autor con un nexo común: el sonido de la “leona”, un instrumento típico del son jarocho mexicano que hace las veces de bajo; y que Leiton, como uno de los más prestigiosos contrabajistas y bajistas de España, modela y reconstruye a gusto.
El álbum, grabado en su mayor parte en los Estudis Ground Banyoles junto a Panxii Badii, con el propio Martín Leiton ejerciendo de coproductor junto a Panxii Badii y Jordi Matas del grueso de canciones, a excepción de canciones grabadas entre Madrid y Barcelona con aliados como Jorge Drexler (quien aporta su voz en “Manifiesto por la presencia”), Javier Calequi, Vicent Huma o Juan R. Berbín.
Leiton propone un viaje de ida y vuelta a las venas abiertas de la música de América Latina con un lado confesor y sarcástico: un repertorio en el que el funk suena a punk, el rock suena con la libertad del jazz, la música folclórica suena a curioso artefacto explosivo con olor a madera. Un músico absolutamente desencadenado con una misión: borrar la pintura que establece las fronteras tanto geográficas como culturales. Un relator con marca propia, dispuesto a reimaginar una música folclórica de autor con aroma universal.
Tras varios años acompañando a algunos de los más prestigiosos músicos (de Jorge Drexler y Vicente Amigo a Jorge Pardo, Niña Pastori, Meritxell Neddermann, Seward o Chano Domínguez, entre otros) y de liderar algunas de las big bands de jazz más importantes del circuito; Leiton convierte su apellido en una marca absolutamente transversal para el formato canción.
En “Aparecidas” consigue resignificar géneros como la milonga, la vihuela, la chacarera, el funk, la baguala o la canción de autor con un nexo común: el sonido de la “leona”, un instrumento típico del son jarocho mexicano que hace las veces de bajo; y que Leiton, como uno de los más prestigiosos contrabajistas y bajistas de España, modela y reconstruye a gusto.
El álbum, grabado en su mayor parte en los Estudis Ground Banyoles junto a Panxii Badii, con el propio Martín Leiton ejerciendo de coproductor junto a Panxii Badii y Jordi Matas del grueso de canciones, a excepción de canciones grabadas entre Madrid y Barcelona con aliados como Jorge Drexler (quien aporta su voz en “Manifiesto por la presencia”), Javier Calequi, Vicent Huma o Juan R. Berbín.
Leiton propone un viaje de ida y vuelta a las venas abiertas de la música de América Latina con un lado confesor y sarcástico: un repertorio en el que el funk suena a punk, el rock suena con la libertad del jazz, la música folclórica suena a curioso artefacto explosivo con olor a madera. Un músico absolutamente desencadenado con una misión: borrar la pintura que establece las fronteras tanto geográficas como culturales. Un relator con marca propia, dispuesto a reimaginar una música folclórica de autor con aroma universal.