
La música de Laufey a menudo romantiza los pequeños momentos de la vida. Construyendo caprichosos arreglos orquestales en torno a estas instantáneas fugaces -el resplandor de una vela o la mantequilla en la tostada - entreteje este paisaje sonoro hechizante con la tradición del jazz del siglo XX para crear un tejido de vida moderna y cotidiana.