DISCO CLÁSICO DE NUEVO EN STOCK EN EL 25 ANIVERSARIO DE SU PUBLICACIÓN.
Grabado en 1996, el segundo disco del cuarteto de Nueva York contó con una formación y un sonido diferentes. Guitarras limpias, cálidas y espaciosas unidas a canciones repetitivas e hipnóticas mostraban a un grupo en su apogeo. Los iniciados lo adoran al mismo tiempo no deja de cosechar nuevos adeptos.
Los héroes del indie neoyorquino de los 90 The Van Pelt han resistido el paso del tiempo mucho mejor que muchas de las bandas que tuvieron más éxito que ellos en su época. Despiertan la clase de interés que no sufre grandes altibajos pero que, aun así, sigue misteriosamente vigente a pesar de que su discografía está descatalogada desde finales del pasado milenio. Entonces, ¿qué es lo que les diferencia y les hace destacar? Eran demasiado blandos para juntarse con las pandillas de AmRep o
Touch and Go, no eran lo suficientemente modernos para encajar en Matador o Merge, eran serios pero carecían del histrionismo necesario para aparecer en las listas de “mejor banda emo”, no resultaban lo bastante raros como para compartir cartel con Arto Lindsay y Thurston Moore, etc. De algún modo, no fue la marginalidad sino, bien al contrario, el hecho de estar en el mismo ojo del huracán lo que les
confirió su condición de outsiders. Desde su posición, fueron testigos de cuanto ocurrió en los 90 y, aun así, emergieron de todo aquello dotados de intemporalidad. ¿Me siguen? Quizá valga la pena escuchar sus canciones para entender lo que quiero decir.